10 recursos para artistas, diseñadores y creativos
Haz de compartir ideas una de tus rutinas..
- Austin Kleon
"Sé tan bueno que no puedan ignorarte"
Comparte constante y abiertamente muestras de tu trabajo, de tus ideas, de lo que descubres y aprendes.
Influye en otras personas dejando que ellos te roben a ti.
"Crear algo es un proceso largo e incierto. Un creador debe mostrar su trabajo"
"La creatividad es siempre, en cierto sentido, una colaboración, el resultado de una mente conectada a otra mente"
Deja de preguntarte qué pueden hacer los demás por ti y pregúntate qué puedes hacer por los demás.
Un amateur:
Ver trabajar a un amateur también puede animarnos a intentar hacer lo que hace. El entusiasmo puro y duro es contagioso.
El mundo está cambiando a tal velocidad que la mejor manera de prosperar es conservar un espíritu amateur y abrazar lo incierto y lo desconocido.
La mejor manera de empezar a compartir tu trabajo es pensar en aquello que quieres aprender y comprometerte a aprenderlo a la vista de otros.
Presta atención a lo que otros están compartiendo y después empieza a tomar nota de lo que no están compartiendo. Permanece atento a los posibles vacíos que puedas rellenar con tu propio esfuerzo.
No pienses en llegar a ser un experto o un profesional. Comparte lo que te gusta, y las personas a las que les gustan las mismas cosas te encontrarán.
La única forma de encontrar tu voz es usándola.
Si quieres que la gente se entere de lo que haces y de las cosas que te interesan, tienes que aprender a compartir.
"Recordar que un día no muy lejano moriré es la mejor herramienta que he encontrado para tomar las decisiones más importantes de mi vida. Porque prácticamente todo, incluyendo las expectativas externas, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso, se desvanece ante la proximidad de la muerte, dejando solo lo que es realmente importante. Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de zafarse de la trampa que supone pensar que tenemos algo que perder. Ya estamos completamente desnudos." Steve Jobs
Pensar en nuestro fin inevitable ayuda a poner las cosas en perspectiva.
No te quedes esperando a que las cosas sucedan, haz que sucedan.
Un artista puede aprovechar las posibilidades que brindan el internet y las redes sociales para compartir lo que quiera y cuando quiera.
Puede escribir en su blog acerca de sus influencias, de sus fuentes de inspiración o de las herramientas que usa.
Al compartir su proceso cotidiano y las cosas que realmente le importan, puede construir un vínculo único con su público.
Tienes que producir material, a nadie le va a importar tu currículum, lo que les interesa es ver qué has sido capaz de hacer tú solo.
Documenta todo lo que haces. Empieza un diario de trabajo: anota tus pensamientos en un cuaderno o grábalos en voz alta.
Construir un cuerpo de trabajo sólido. Céntrate en los días.
Al final de tu jornada de trabajo, todos los días, repasa tu documentación de la jornada y elige alguna pequeña muestra que puedas compartir.
Lo que tienen los cuadernos de notas y apuntes es que hay que volver sobre ellos para darles verdadera utilidad. Tienes que volver sobre las ideas que has anotado para ver qué has pensado.
Las pequeñas cosas, con el tiempo, pueden dar grandes resultados.
Mi blog ha sido siempre mi cuaderno de bocetos, mi estudio, mi galería, mi escaparate y mi salón.
Piensa en tu página como en una máquina de autoinvención. Internet tiene la posibilidad de convertirte en la persona que realmente quieres ser. Llena tu web con tu trabajo, tus ideas y las cosas que te interesan. No la dejes caer en el olvido. Piensa en ella como un proyecto a largo plazo. Sigue con ella, mantenla al día y deja que cambie contigo a lo largo del tiempo.
Antes de estar preparados para dar el salto de compartir nuestro trabajo con el mundo, podemos compartir nuestros gustos sobre el trabajo ajeno.
¿Qué es lo que te inspira? ¿Qué clase de cosas ocupan tu cabeza? ¿Qué lees? ¿Estás suscrito a algo? ¿Qué sitios web sueles visitar en internet? ¿Qué música escuchas? ¿Qué películas ves? ¿Ves algo de arte? ¿Qué cosas coleccionas? ¿Qué contienen tus álbumes de recortes? ¿Qué cuelgas en el tablón que hay frente a tu escritorio? ¿Y en la puerta de la nevera? ¿El trabajo de quién admiras? ¿De quién robas ideas? ¿Tienes algún ídolo? ¿A quién sigues en internet? ¿Quiénes son los profesionales de tu campo en los que más te fijas?
Merece la pena compartir todas tus influencias porque ayudan a la gente a saber quién eres y qué es lo que haces. A veces, ayudan incluso más que tu propio trabajo.
Lo que nos hace únicos es la diversidad y la amplitud de nuestras influencias.
Cuando compartas tus gustos y tus influencias, ten el coraje de mostrarlo todo. No cedas a la presión de la autocensura.
Cuando compartas el trabajo de otros, trátalo como si fuera tuyo, con respeto y cuidado.
Nuestro trabajo no habla por sí solo. Los seres humanos queremos saber de dónde vienen las cosas, cómo han sido hechas y por quién. Las historias que cuentas sobre el trabajo que haces producen un efecto enorme en la respuesta de la gente, en lo que sienten frente a él y lo que entienden sobre él. Y lo que la gente siente y entiende en relación con tu trabajo afecta su valoración del mismo.
Si quieres ser más eficaz a la hora de compartir tu trabajo y de compartirte a ti mismo, necesitas convertirte en un mejor fabulador. Necesitas saber qué es una buena historia y cómo contarla.
Si estudias las estructuras narrativas, te irás dando cuenta de cómo funcionan y, una vez sepas cómo lo hacen, puedes empezar a robar estructuras de otras historias para rellenarlas con personajes, situaciones y escenarios de tu propia vida.
Cuentes una historia acabada o inacabada, ten siempre a tu público en mente. Dirígete a él de forma directa y franca. Valora su tiempo. Sé breve. Aprende a hablar. Aprende a escribir. Usa un corrector de texto. No revisar la ortografía y la puntuación no produce un texto "más natural", sino uno ininteligible.
A todo el mundo le gusta escuchar una buena historia, pero no todo el mundo tiene el don de contarlas. Es una habilidad que lleva toda una vida dominar. Así que estudia con atención las grandes historias y después corre a buscar las tuyas propias. Tus historias mejorarán cuantas más veces las cuentes.
Que estés intentando contar una buena historia sobre ti no implica que te inventes cosas. Cíñete a la realidad. Di la verdad y hazlo con dignidad y autoestima. Si eres estudiante, di que eres estudiante.
"Una autobiografía solo merece credibilidad cuando revela algo vergonzoso" George Orwell
Sé empático con tu público. Está preparado para miradas de incomprensión y para recibir más preguntas. Responde con paciencia y educación.
En el mismo momento en el que aprendas algo, gírate para enseñárselo a otros. Comparte tu lista de lecturas. Indica cómo llegar hasta materiales de referencia interesantes. Crea tutoriales y cuélgalos en la red. Usa fotos, palabras y vídeos. Guía a tu público a través de tu proceso de trabajo.
Compartir tu conocimiento no resta valor a lo que haces; de hecho, se lo añade. Cuando enseñas a alguien cómo hacer tu trabajo, estás, en efecto, generando más interés en tu propio trabajo.
Todo escritor sabe que, si quieres ser escritor, antes tienes que ser lector.
Si quieres recibir, tienes que dar. Si quieres que te vean, antes tienes que observar. Cierra la boca y escucha de vez en cuando. Sé respetuoso. Sé considerado.
No hables con gente con la que en realidad no quieres hablar, y no hables de cosas de las que no te apetece hablar.
Sé curioso y atengo y practica una continua proyección activa del interés.
Ser bueno en lo que haces es lo único que puede granjearte prestigio o conexiones.
Haz lo que te gusta y habla sobre lo que te gusta, y atraerás a personas a las que les gusta esa clase de cosas. Es así de sencillo.
Si, después de salir por ahí con alguien, te sientes agotado y vacío, esa persona es un vampiro.
Haz todo lo que esté en tus manos para alimentar la relación con estas personas. Conocer a gente en la red es fantástico, pero convertirlos en amigos en el mundo real es aún mejor.
Muchas veces, el miedo es el resultado de un mal giro de la imaginación. Las malas críticas no son el fin del mundo. Respira hondo y acepta lo que venga.
Sigue moviéndote. Cada crítica es una nueva oportunidad para producir más trabajo. No puedes controlar qué clase de críticas recibes, pero sí cómo reaccionar a ellas.
Si te pasas la vida evitando las situaciones de vulnerabilidad, ni tú ni tu trabajo llegaréis a conectar con otras personas.
Celebra las victorias de tus amigos como si fueran tuyas.
Ya se trate de pedir donaciones, de organizar una campaña de micromecenazgo o de vender tus productos y servicios, pedir dinero a cambio de tu trabajo es un salto que hay que dar solo cuando tengas la seguridad de que lo que ofreces al mundo exterior es lo suficientemente bueno para pagar por él.
Haz un buen trabajo y aprovecha todas las oportunidades que se presenten en el camino.
Sin embargo, una vida creativa consiste en propiciar cambios, en avanzar y arriesgarse, en explorar nuevas fronteras.
Sé ambicioso. Mantente ocupado. Piensa a lo grande. Amplía tu público. No te pongas trabas a ti mismo por querer ser "auténtico", o por no ser un "vendido". Prueba cosas nuevas. Si se te presenta una oportunidad que te permitirá ganar más dinero pero trabajar en algo que te gusta menos, di NO.
Como ser humano, posees una cantidad finita de tiempo y de atención. Llegado un determinado momento, tendrás que pasar de decir muchas veces "sí" a tener que decir muchas veces "no".
"Es importante reconocer, sobre todo, que si has tenido éxito, también has tenido suerte, y con la suerte viene la deuda. Les debes algo no solo a los dioses, sino a todos los que no han tenido tanta suerte." Michael Lewis
No abandonas nunca porque no sabes de dónde saldrá la siguiente oportunidad.
Sea un éxito o un fracaso, ningún proyecto es garantía de un nuevo éxito o fracaso. Hayas ganado o perdido mucho, tienes que enfrentarte a la pregunta "¿Y ahora qué?".
Todos los artistas han sido capaces de perseverar, con independencia de éxitos y fracasos.
En vez de darte un respiro entre proyectos, esperando feedback y preocupado por qué es lo que vas a hacer a continuación, usa el final del proyecto anterior para encender el siguiente. Limítate a acabar el trabajo que tienes entre manos y, cuando lo tengas, pregúntate qué le falta y qué podrías haber hecho mejor, o qué no has conseguido del todo, y lánzate a por ello en el siguiente proyecto.
La mayoría de nosotros no gozamos de la flexibilidad necesaria en nuestras vidas como para dejar nuestro trabajo durante un año. Afortunadamente, sin embargo, sí podemos tomarnos sabáticos prácticos: de un día, una semana o varios meses de total desconexión.
Un tren en movimiento o un vagón de metro proporcionan un espacio perfecto para escribir, garabatear, leer o, sencillamente, mirar por la ventana. Si el trayecto lo haces en coche, los audiolibros son una forma genial y segura de desconectar.
Ejercitar nuestro cuerpo relaja nuestra mente, y cuando nuestra mente logra relajarse, se abre a nuevas ideas. Salta a la cinta de correr y deja que tu mente vuele.
Ve a un parque. Sal al monte. Cuida tu jardín. Sal a tomar el aire. Desconéctate de todo lo que sea electrónico.
Cuando sientas que ya has aprendido todo lo que hay que aprender sobre un campo determinado, es hora de cambiar de rumbo y aprender cosas nuevas para seguir avanzando. No puedes contentarte simplemente con dominar algo: tienes que forzarte a estudiar cada vez algo nuevo. “Quien no se sienta avergonzado de la persona que era hace un año, probablemente no esté aprendiendo lo suficiente”, explica el filósofo Alain de Botton.
La cuestión es que nunca se empieza otra vez de cero. Nunca se pierde todo el trabajo que has hecho antes. Incluso cuando intentas deshacerte de ello, las lecciones que has aprendido durante el proceso se notarán en lo que hagas después. Así que nunca lo enfoques como empezar otra vez de cero, sino como un nuevo comienzo.
Vuelve al capítulo uno (¡literalmente!) y conviértete de nuevo en un amateur. Busca algo nuevo que aprender y, cuando lo encuentres, dedícate a aprenderlo por tu cuenta, en campo abierto. Documenta tus progresos y compártelos a medida que avanzas, para que otros puedan aprender contigo. Muestra tu trabajo y, cuando aparezca la gente adecuada, préstale mucha atención, porque esas personas tendrán mucho que enseñarte a ti.